¿Buscamos líderes o jefes?

Si la atención primaria está al límite, con más parches que soluciones, la gestión sanitaria no presenta un mejor estado de salud.

La gestión sanitaria pública está herida, hace tiempo que se deshumanizó, que perdió el contacto con la realidad, por más cercanas que intenten parecer los protagonistas de las fotos.

Porque en gestión no basta con estar ahí y no molestar, no basta con tener el nudo bien puesto de la corbata, es necesario arriesgarse, innovar, cambiar aquello que no funciona, desterrar el «aquí siempre se hizo así», y mirar más allá de nuestro escritorio, poniendo algo más que curriculum o conocimiento, poniendo alma o corazón en cada una de nuestras acciones.

Porque en la gestión pública, como en política, solo se debería estar con vocación de servicio, dejando a un lado las aspiraciones personales y aprovechando la oportunidad para lograr ese cambio necesario que movilice el sistema, que se contagie y contribuya al crecimiento y fortalecimiento del mismo.

Tengo una mala noticia, precisamos de menos jefes y más líderes, y en el sistema sanitario hay muchos de los primeros, pero también hay una buena noticia es que también hay muchos de los segundos, porque tenemos una historia de liderazgo ancestral inherente a la labor asistencial que hemos ejercido médicos y enfermeras a lo largo de la historia.

Y aquellos que ya llevamos algún que otro curso hecho, de esos donde valoramos la aptitud y actitud del líder durante la simulación en emergencias, entendemos que no basta con querer ocupar el puesto del líder, ni ponerse una u otra etiqueta en el chaleco, se precisa conocimiento y poseer una serie de habilidades propias que se pueden extrapolar desde las emergencias a la gestión, como saber comunicarse, poder de organización, facilidad para resolver conflictos, toma de decisiones, etc. Conozco gente que poseen todo eso, junto con gran experiencia y un curriculum lleno de títulos, pero ¿por qué no llegan a ser líderes? ¿por qué no lo consiguen?, pues porque nunca podrán ser buenos líderes sin ser buenas personas.

Y ser buena persona no es sonreír todo el tiempo, ni decir si a cualquier sugerencia, ni huir de los conflictos, ni dar abrazos a diestro y siniestro, ni vender un»que bueno soy y cuanto te quiero» y a las primeras de cambio…

Una buena persona ademas de ser honesta, humilde y honrada, debe ser capaz de reconocer un error y asumir un fallo, debe ser capaz de disculparse sin buscar excusas, y por supuesto, de tratar bien a aquellos/as con los que trabaja, porque un líder no es nada sin aquellos que le siguen, aunque no debéis preocuparos porque generalmente «las caretas no aguantan cuando se mueve un poco de aire».

El liderazgo sanitario lleva en su adn años de juramento hipocrático, códigos deontológicos y buenas prácticas, algo que es necesario para respaldar la conducta de un líder. Por eso, buscando podemos encontrar y formar auténticos líderes dentro de nuestros servicios, dentro de nuestras gerencias, pero, el sistema busca ¿líderes o jefes?.

Yo lo tengo claro, ¿y tú?.

JM Salas – Autor del libro y blog Con Tinta de Médico

Máster en Dirección Sanitaria

Experto universitario en liderazgo sanitario.

 

 

 

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