Irremplazable.

Ayer di el último adiós a un ángel, ayer me tocó despedirme desde la distancia de mi amigo Kees Veldboer Saw, fundador de la Ambulancia del Deseo.

Una emotiva ceremonia, retransmitida en directo para todos aquellos que queríamos acompañar a esta entrañable familia holandesa, en estos duros momentos.

Ayer con lluvia en los ojos, vi como Kees viajó por última vez subido en una de sus ambulancias, una de esas con las que tantos y tantos deseos de pacientes había logrado cumplir por todo el mundo, una de esas con las que tanta felicidad había conseguido, una de esas que tanto le gustaba conducir.

Y este último viaje no lo hizo solo. A su lado su inseparable Ineke, y junto a ella arropándola estaba su familia, y una red de voluntarios que a través de un pasillo humano aplaudieron la salida de Kees y escoltaron con sus ambulancias el último viaje de este gran hombre, el último viaje de este entrañable grandullón que lamentablemente se marchó antes de tiempo.

Y es que hoy todavía me resulta muy doloroso escribir estas palabras, porque un sentimiento de rabia e incredulidad ronda aún mis pensamientos, pero respiraré profundo e intentaré terminar de redactar este necesario artículo, que es mi particular homenaje Con Tinta de Médico a su historia.

Para los que no lo hayáis conocido os diré que Kees era una persona auténtica, humilde, sencilla y trabajadora. Sus más de dos metros de altura a primera vista impresionaban, pero tan pronto te acercabas a él, descubrías a un ser cercano que inspiraba familiaridad y confianza, de esas personas que te dan ganas de abrazar sin saber realmente cual es el motivo.

Kees en el año 2007 creó la Stichting Ambulance Wens y comenzó a cumplir deseos de pacientes que se encontraban al final de la vida y que precisaban una ambulancia con un equipo de profesionales para lograr su última voluntad.

Desde entonces hasta esta misma semana, Kees hizo felices a miles y miles de personas, cumpliendo más de 16.000 deseos con sus ambulancias. Deseos que a pesar de las circunstancias especiales que los rodeaban eran una auténtica fiesta, donde no solo los pacientes se beneficiaban al poder cumplir su voluntad, sino también los familiares que veían como unos desconocidos daban todo de si por lograr el sueño de su ser querido, un gesto desinteresado de amor al prójimo que no dejaba a nadie indiferente. Pero no solo familiares y pacientes se llevaban ese pellizco al corazón, sino que a la vez, los profesionales y voluntarios que participaban del deseo, terminaban el mismo con un sentimiento de satisfacción que recompensaba todo el esfuerzo y tiempo empleado, y les empujaba nuevamente a querer repetir en el siguiente.

Todavía recuerdo cuando lo invitamos por primera vez a España, unos locos soñadores creamos un proyecto de humanización en urgencias, emergencias y catástrofes (Foro HURGE), y le enviamos un correo electrónico a Kees invitándolo a participar de nuestro foro, un email que rápida y sorpresivamente respondió confirmando su asistencia.

Kees e ineke llegaron a Murcia, y nos enamoraron a todos, fue un amor a primera vista, de esos que ya cuesta encontrarlos. Quedamos tan emocionados cuando compartió su experiencia, que nos ofrecimos a traer su proyecto a España, y él sin dudarlo, confió en estos pequeños desconocidos, y nos tendió su mano para hacer realidad la que hoy es la Fundación Ambulancia del Deseo España, un gesto que nunca olvidaremos.

Viajamos a los Países Bajos, nos abrió la puerta de su fundacion y de su casa, y compartimos grandes momentos juntos.

Como anécdota os regalaré una que me sucedió con él, y mi amigo Manolo. Bueno, pues por lo visto a Kees no le gustaba comer pescado, y eso yo no lo sabía. Así que durante uno de los deseos que nos toco hacer en Holanda, sobre las 17.00 horas, yo estaba muerto de hambre acompañando en la cabina a un paciente y familiar a cumplir su deseo. En una parada decidimos comprar algo ligero para comer, y no se nos ocurrió otra cosa que comprar pescado frito. Así que allí estaba yo junto con dos desconocidos holandeses comiendo pescado de un aceitoso cartucho, mano a mano en una ambulancia mientras Kees nos miraba fijamente desde el retrovisor, sin querer compartir con nosotros aquellos manjares. Yo le ofrecía una y otra vez a Kees y él cortésmente me rechazaba, pero la ambulancia poco a poco se iba impregnando de ese peculiar olor. En uno de esos momento Kees me susurró, no es el mejor sitio para comer eso, pero ya era demasiado tarde, nos habíamos terminado los dos cartuchos de pescado y como fue un deseo del paciente tuvo que aceptarlo. La segunda parte de la anécdota, ya la dejo para otro día, porque siempre debemos reservarnos algo para luego.

Kees nos enseñó como llevar la palabra humanización de la sanidad del papel a la práctica, y lo hizo con el proyecto más emotivo que he conocido en los últimos años, y con el recurso en el que trabajo subido durante mis guardias, una ambulancia.

No me quiero extender, porque me va a costar mucho traducir todo esto, pero solo os diré que el mundo ha perdido una gran persona, pero el cielo ha ganado a un gigantón de 2 metros que estoy seguro que ahora debe estar bien acompañado por todas aquellas personas a las que ayudó.

Tu pérdida es irremplazable amigo, pero te aseguro que trabajaremos muy duro para que te sientas orgulloso allí donde estes de la confianza que depositaste en nosotros.

Kees Veldoboer Saw, te echamos de menos, te echamos mucho de menos.

PD: Este breve post va dedicado a la memoria de una gran persona, y por su puesto a todo el equipo y voluntarios de la gran familia de la fundacion ambulancia del deseo, un fuerte abrazo Ineke, D.E.P. Kees.

JM Salas – Con Tinta de Médico.

Algo más que historias en Urgencias.

contintademedico.com

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