Toda su vida quiso ser doctora.
Tuvo que renunciar a muchas cosas.
Se perdió fiestas, películas, series, y vestir a la última moda.
Prefería navegar entre los libros y gastar sus noches en vela aprendiendo de grandes tratados de medicina.
Destacaba del resto durante sus prácticas, se le notaba que aquello le gustaba.
Era cercana con los pacientes, los respetaba, escuchaba y entregaba hasta el último minuto del día por ellos.
No conocía de festivos, de conciertos, ni celebraciones.
Era residente, vivía en el hospital, y allí fue también, donde lamentablemte murió.
Esa guardia no le tocaba estar allí, cambio el turno con un compañero que quiso celebrar el día del padre al lado de sus hijos.
Fue una des esas guardias apoteósicas con el servicio de urgencias saturado y como de costumbre los profesionales dando más de lo que les piden.
Faltaban 5 minutos para terminar su guardia, y recorrió como siempre aquel angosto pasillo del hospital.
En la pared un resplandeciente cartel reclamando la especialidad en urgencias llamó su atención, una petición con la que estaba de acuerdo, aunque agotada añoraba que por conseguir ese objetivo se olvidaran de los que estan al otro lado del fonendo.
Suspiró y se detuvo unos instantes.
No le gustaba salir antes de que sonará las campanas del reloj de enfrente, aquel que le recordaba que tenía vía libre para naufragar entre sus sábanas.
Se sentó un segundo en aquel banco y cerró los ojos.
No sabemos lo que estaba pensando o si se quedó dormida, solo recuerdo aquel golpe, gritos y gente corriendo por el pasillo.
Un agresivo paciente que llevaba más tiempo en aquella sala de lo que él estaba acostumbrado a esperar, se cruzó con ella.
Pagó su frustración con aquella joven residente y golpeó violentamente su cabeza contra la pared.
Fue un segundo, un fatídico segundo que a nuestra prometedora doctora le arrebató la vida.
Los días posteriores una serie de actos por toda España reclamaban justicia. Sociedades, colegios y gerencias marchaban juntos bajo un mismo cartel #StopAgresiones.
Una semana después, cada uno regresó a su particular guerra, y lamentablemente hoy ya se olvidaron de ella.
Hasta pronto amiga.
Dedicado a una residente llamada Especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias.
<Este mes os presento el libro Con Tinta de Médico, un apasionante, divertido y personal manuscrito lleno de originales historias que desgrana sarcásticamente el camino que sigue un profesional desde que se gradua hasta que termina trabajando en un servicio de Urgencias>.
JM Salas – Con Tinta de Médico
www.contintademedico.com
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