El paciente sin voz


Fue uno de los días más importantes de su vida.

Sufrió un terrible accidente con su coche en la autovía, de regreso a casa donde su familia le esperaba para cenar.

El coche quedó totalmente destrozado, con las ruedas mirando hacia el cielo.

Él estaba completamente aterrorizado.

De repente sirenas, luces azules, muchas voces e irreconocibles siluetas se aproximaban a rescatarlo.

Él seguía aterrado.

Los bomberos comenzaron a hacer su trabajo, luego llegó el equipo médico para hacer el suyo.

Le dijeron que se tranquilizara que lo iban a sacar.

Pero él estaba muy nervioso, pensaba que nunca regresaría a casa, y solo quería decirle a alguien que si no salía de esta le dijera a su familia que los quería con toda el alma.

Un «tranquilízate, vamos a sacarte  de aquí, no digas nada» cortó su inspiración, mientras alguien le tomaba constantes en un brazo y otra persona le cogía una vía en el otro.

Collarín, chaleco, un tablero y para afuera. Era como un maniquí de los de simulación, a voluntad de otros.

De ahí a la ambulancia, y la tensión  por los suelos.

Él nervioso, sudoroso, estaba desesperado porque sólo quería poder lanzar un mensaje a su familia, 5 segundos necesarios.

De repente alguien lo sedó, se hizo la noche, se apagaron las palabras y aquel mensaje no llegó.

Por lo menos ese día, días más tarde despertó en la UCI, y al abrir los ojos vio a su mujer a su lado, cogiéndole la mano.

La miró, y mientras las lágrimas decoraban sus mejillas, le dijo entre sollozos, «sólo quería despedirme y nadie me escuchó».

Ella le dijo, «pero cariño, te salvaron la vida»

Y él le respondió, «ya, pero nadie me escuchó, y eso me mató».

P.D.: Dedicado a todos aquellos que en medio del caos son capaces de escuchar a los pacientes.

JM Salas – autor y editor del libro y Blog Con Tinta de Médico.

Médico de emergencias en UVI Móvil, experto en liderazgo en dirección sanitaria.

 

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