Una historia de navidad en Urgencias

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Hace frío.

Hay muy poca gente en la calle.

Escuchamos villancicos, risas y carcajadas.

Desde la ambulancia observamos la iluminación de los hogares.

En esta ocasión nuestras luces pasan desapercibidas, se mezclan con la típica estampa navideña.

Aunque vamos tres, no somos los Reyes Magos.

Un aviso del 112 posterga nuestra cena.

Durante el trayecto pensamos en nuestra familia, hermanos, hijos, padres y abuelos, en aquellos que ahora están reunidos y en los que ya nos dejaron.

Nostalgia, añoranza y emociones acompañan nuestro camino.

Un «no se que hago aquí» invade nuestro pensamiento, es un día especial, un día que nadie suele querer trabajar.

Cuando llegamos al aviso, enseguida despertamos.

Un varón con respiración agónica y labios azulados nos conecta con nuestra realidad.

La familia vestida de gala, nos recibe nerviosa, con lágrimas en los ojos y la mesa preparada.

Nos pusimos en acción, compresiones, descargas, vías, fármacos y soporte respiratorio.

Después de un rato de trabajo en equipo, conseguimos estabilizarlo.

Respondió mejor de lo esperado, lo trasladamos al hospital y quedó en buenas manos.

Mientras recogíamos, limpiábamos  y ordenábamos nuestra ambulancia para prepararnos para un nuevo aviso, su mujer se nos acercó.

Sin decir palabra alguna, porque a veces sobran, nos abrazó intensamente a cada miembro del equipo y se metió de nuevo en el hospital.

Fue un abrazo necesario, una verdadera descarga que reanimó, en este caso, nuestros corazones.

En un solo segundo comprendimos la importancia de nuestro sacrificio y del de nuestras familias, que el esfuerzo era necesario y que estábamos aquí para dejarnos la piel cuando la salud de los demás estuviera en peligro.

Este improvisado y navideño post termina aquí, pero antes de poner punto y final, me gustaría dedicarle unas palabras de agradecimiento para todos aquellos profesionales de la sanidad y de los servicios de urgencias y emergencias que estarán cuidando de nuestra salud en estas entrañables fiestas, muchas, pero que muchas, GRACIAS, sois IM-PRES-CIN-DI-BLES y vuestro trabajo merece la pena.

P.D.: A este humilde autor, de este diferente blog, y con el permiso de su familia, también le tocará subirse a una ambulancia para realizar un viaje transoceánico en estas entrañables fechas. Pero esta historia me la reservo para otro momento, que tengáis todos unas Felices Fiestas.

JM Salas – Con Tinta de Médico

contintademedico.com

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