Hace poco leí un original tuit publicado por Fernando Casado, médico de familia, que literalmente decía «Creo que los virus catarrales producen amnesia parcial, de manera que cada catarro se vive como una primera experiencia desconocida«. Un tuit que me pareció tan real y cruel como la vida misma.
Estoy completamente de acuerdo con él, es sorprendente la cantidad de pacientes sin enfermedad crónica alguna, ni factor de riesgo, que acuden a los servicios de urgencias de atención primaria por presentar fiebre, tos o simplemente mocos de unas horas de evolución y que nos trasmiten una sensación de que están padeciendo el primer catarro de sus vidas.
No discuto si está bien o mal, ni si esa es nuestra finalidad dentro del sistema. Pero aunque pasen los años todavía me sigue sorprendiendo esta típica conversación de consulta:
Hombre de mediana edad, que en ocasiones va en bata o zapatillas, con gesto compungido y acompañado por su pareja.
-Buenas noches, en que le puedo ayudar.
-Me encuentro muy mal.
-¿Que le ocurre?
-Me duelen todos los huesos del cuerpo, tengo fiebre y mocos. Me encuentro fatal.
-¿Y no se tomó algo para la fiebre y para ese dolor generalizado?
-Es que no sabía que tomarme y como no quiero automedicarme…
Después de esto solo me queda sonreír, aunque he de confesar que no puedo evitar pensar «¿será que es la primera ver que se resfría con 40 años?«. Acto seguido lo reviso, le resto importancia a lo que le sucede, le intento reforzar si hizo algo bien, y le doy unas recomendaciones.
Entiendo que no es culpa de los pacientes, es culpa de este sistema que necesita invertir urgentemente en atención primaria, promover hábitos y estilos de vida saludables, apostar por la medicina y enfermería familiar y comunitaria, emprender campañas de educación en salud y dotar de herramientas para empoderar a los pacientes haciéndolos partícipes y responsables de su salud.
Y como el humor es un aliado perfecto para sobrellevar cualquier consulta, a veces dependiendo de la persona, le dejo caer esta socorrida frase a modo de despedida:
-Lamento comunicarle que este año tampoco se encontró la cura contra los catarros, de cualquier modo, si descubrimos algún tratamiento curativo en los próximos meses, no dudaremos en llamarle.
Palabras que suelen servir como un distendido vehículo para lanzar un mensaje, que con una sonrisa lo reciben y comprenden los pacientes, por lo menos temporalmente hasta una nueva visita, porque como dice el tuit, «los virus catarrales producen amnesia parcial«, y yo lo suscribo.
JM Salas – Con Tinta de Médico
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