Triste navidad para los médicos en Bolivia

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Estas navidades pueden ser una de las más tristes para la medicina en Bolivia.

Hace menos de una semana me encontraba impartiendo una conferencia invitado por el Colegio Médico de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. La tinta cruzó el charco. Compartía mi visión con los asistentes sobre la necesidad de Humanizar en Urgencias y Emergencias.

Recuerdo que me costó arrancar la charla, no tenía la predisposición de siempre. Entendía que no era el mejor momento para que alguien de «afuera» llegara a ese foro para hablar sobre humanización.  Ellos estaban pasando una situación límite, y la medicina en Bolivia estaba sufriendo uno de sus peores atropellos de la historia.

Y es que desde hace unas semanas los médicos en Bolivia se encontraban en paro indefinido por un decretazo que impulsó el ministerio de salud y puso contra las cuerdas a los profesionales que trabajaban en aquel querido país.

Un decreto que penaliza la llamada «mala praxis» con cárcel, equiparándola con un delito doloso, con inhabilitación profesional, reparación económica, pérdida de bienes materiales, y en definitiva criminalizando la profesión médica.

Un país donde los médicos dan más de lo que tienen, donde los profesionales en salud hacen peripecias para sacar adelante a sus pacientes con los escasos recursos e insumos que disponen, donde la palabra vocación cobra más sentido que en otras más desarrolladas latitudes. Un país de sacrificio, que no se merece una ley que castigue y penalice de esa manera un acto médico. Puesto que es una pesada piedra sobre un ya de por si debilitado tejado, muy difícil de llevar.

Yo viví la medicina de primera mano en esas tierras, fui de paseo y terminé viviendo una gran etapa de mi vida. Un época de vocación, sacrificio y esperanza. Un tiempo donde trabajar por los demás era un incomprendido sueño.

Respiraba revolución, y sentía la alegría y el sufrimiento del pueblo.

Por eso, aún compartiendo ciertos ideales de lucha, que tristemente reconozco que en la última década fueron duramente castigados por erróneas decisiones de populares gobiernos, capaces de aniquilar para siempre determinados sueños, convirtiendo mis recuerdos en una lejana utopía. Puedo afirmar con el corazón en la mano, que aunque soy el primero que reconoce que hay muchas cosas que pueden y deben mejorar, y que el paciente necesita ser protegido, éste, mi distinguida, joven y entusiasta ministra, no es el camino, y el tiempo será testigo de lo aquí escrito.

Y es que el diablo sabes más por viejo que por diablo, y a golpe de calendario aprendí que algunas revoluciones deben surgir desde abajo porque desde arriba solo invitan a la confrontación.

Las palabras pueden ser grandes aliadas si se utilizan con mesura o tremendos lastres si se usan de manera equivocada. Y es que llamar «mercenarios» a los médicos o amenazar con el despido masivo, no son términos que inviten al diálogo, por mas que se esfuerce en demostrar que tendió una y otra vez su mano.

Bolivia necesita a sus médicos, y los pacientes también. Y con la forma en que se está actuando se empuja al exilio a los mejores profesionales que este país nunca tuvo y se cierra el retorno a aquellos que intentan regresar, y lo dice uno, que desde hace tiempo busca como aportar su granito de arena para que este país progrese, tal vez porque me disteis más de lo que yo os di.

Espero que el pueblo entienda que no se puede criminalizar una profesión que trabaja al servicio de los demás, la violencia, aunque sea a modo de inofensivo decreto, nunca es el camino para el entendimiento.

Cualquier pequeño fruto que emane del consenso entre profesionales, gobierno y pacientes es mejor que toneladas de impositivos decretos.

La única lucha que me gustaría ver en Bolivia es la de los estudiantes luchando nuevamente por su futuro en las aulas, los médicos luchando ora vez por salvar las vidas de sus pacientes dentro de los hospitales y al gobierno luchando por llevar a cabo políticas para mejorar y garantizar la salud de todos los bolivianos.

Por lo que a mi respecta, mi lucha siempre será tender puentes entre esta incomprendida profesión y la población, quedando a disposición del pueblo boliviano para lo que ellos precisen.

Un abrazo de este humilde blogger que escribe algo más que historias en Urgencias.

Sean fuertes para luchar por lo que creen y valientes para reconocer los errores cometidos.

Compartan si están de acuerdo.

#YoApoyoamiMédico

J.M. Salas – Con Tinta de Médico

www.contintademedico.com

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